domingo, 3 de octubre de 2010

Con la puerta en las narices,


Más conocido como Plan Bolonia, la madre de la desinformación y el desorden.


Hoy vengo a quejarme, cruel y amargamente. Por todas las perrerías que estamos padeciendo a generación del 93 a manos del sistema educativo español. Y a los del futuro no parece pintarles mejor. Nosotros, aquellos quienes somos fruto de la LOE, la LOGSE y la madre que lo parió. Aquellos que ya no sabemos quienes somos, aquellos quienes antes de Bolonia teníamos una vida.

Como todos sabéis, ha habido una explosión de matriculaciones fuera de lista en todas las Universidades de España, y las carreras de notas de corte más bajas – no quiero desprestigiar con esto, solo indico hasta qué punto no funciona toda esta historia – han subido como la espuma elevando las medias, por ejemplo, de periodismo en el País Vasco, dos puntos por encima de la nota real.


Estuve el día de la publicación de listas de medicina con una amiga (la cual es la única de las pocas de la Comunidad que entró, olé) en la Universidad de Cantabria, donde se han dado de hostias en medicina a costa del novedoso sistema de los 14 puntos, hasta tal punto que gente con 9’7 se ha quedado en la puñetera calle y sentir que han fracasado en el sueño de sus vidas. Por lo que pude ver, les faltó que les dieran una patada en el culo, la verdad.


Así que, todos los que han podido se han largado a estudiar fuera, dejando aquí su familia, su novia y hasta el osito de peluche con el que dormían para pagar un pastonazo tremendo en Barcelona, Madrid, o en la Conchinchina.


Pero digamos que eso, ya se considera ya normal (recordemos el caso de la psicología, al cual yo le llamo “tengo ganas de cerrar el grifo”). Lo mejor viene veinte días más tarde cuando las notas se deshinchan de forma incomprensible, y la nota baja hasta el ocho con dos, y empieza a entrar todo el mundo a cascoporro…. Y empiezan a llamar a todos aquellos que ahora están perdidos por el mundo, y claro, qué van a hacer…


…pues qué demonios van a hacer: perder el dinero de los libros, la residencia, la matrícula de la universidad de la Conchinchina y el nuevo amor que se habían echado por allí. Oséase:

600 + 1500 x 9 + 1500, más o menos, y sin contar caprichitos ni medios de transporte…. La bromita de estos les ha salido un poco cara.


Pero además, han perdido 20 días de clase, irrecuperables en los cuales contaba la nota de prácticas y… comienzan suspensos (porque sí, ahora me han dicho que pasan lista y todo como a los niños pequeños, a ver si estás allí, o te has ido de calvas a jugar al mus, o simplemente tienes una resaca de caballo)

Resultado: se ha formado un pitote del uno, con movilizaciones estudiantiles, creación de asociaciones de alumnos de medicina, y vete a saber qué más.

Unido al mareo de la examinación oral de idiomas en la selectividad para nosotros los de Bachillerato, “que si este año no y el otro tampoco, pero no estoy seguro, chica”, me decía ayer el coordinador de toda la película, pues no se… ahora dicen que los de primero ya tienen reservada plaza en el purgatorio, pero cualquiera se fía ya.

Pues bien, en otro (des)orden de casos, ya no sólo hay follón en medicina y psicología; la cosa es está extendiendo a otras ramas en las que nunca había problemas para entrar porque eran los pringadillos de la Uni.

Yo simplemente había ido a preguntar ayer sobre los cambios en el Grado de Historia y de repente sin quererlo, creé todo un efecto dominó en la sala: un señor de una ventanilla de matador acento andaluz se levantó y le dijo algo a una chica que estaba en una silla de esas propia de funcionarios – lo cual me sorprendió aún más que aquella despegase el culo y fuera a su vez, a donde otra pava, la cual, VOLVIÓ A LEVANTARSE y llamó por teléfono… –

Y después de veinte minutos, viene el mismo tío diciéndome que no está seguro (“Ézque yo no zé ná, zi eso te lo consulto”, fueron sus palabras…) y que si puedo darle un correo, que me responderá en cosa de unos días…

… Si lo llego a saber, no le pregunto nada.

Así que, por lo que he llegado a deducir hasta ahora, mi bachiller actual de sociales les importa un pito porque ahora exigen Humanidades, y en fin… pondré ojitos a ver si el año que viene me cuelan porque no creo yo que tengan el derecho a ser tan escogidos, que Historia no va a estudiarla tanta gente, y sin gente, estos no comen.



mmmmm… una vez más, una reforma más, un intento más de arriesgarse a ser competitivos y seleccionadores en el trabajo, o cómo meterla hasta el fondo… como si los estudiantes se trataran de una cadena de montaje en la que el anterior tío no tiene ni idea de lo que hará el siguiente, ya que está tan preparado, tan especializado en lo suyo… panda de borregos.

Pero eso ya, es opinión de cada uno.