viernes, 19 de noviembre de 2010

La sombra de Sir Ratzinger es alargada


Y el infierno se va a quedar pequeño


Tras la visita el 6 y 7 de noviembre de su Santidad el Papa Benedicto XVI a España, parece haberse recuperado la normalidad de nuevo: la gente vuelve a ser pasiva y borde, vuelven a producirse hurtos en las Ramblas, saqueos a los bolsillos obreros en las terrazas sobre el plato del día, vamos, lo normal. Todos volvemos a ser malos, y además… laicistas radicales.

Sí, sí. Y no parece haberse ido muy contento, la verdad, porque desde luego la que le prepararon no fue pequeña; la visita del Papa se vio eclipsada por todas las manifestaciones de protesta hacia su persona, y en lo referente al aforo, tampoco hizo demasiado, aunque al parecer los medios llevan dándose de tortas desde hace varios días aún sobre a ver quien se lleva el gato al agua.

De esta manera, la visita se vio oscurecida por una multitud de cientos de homosexuales dándose el lote, feministas exaltadas al paso del papa-móvil, una ingente masa de ateos, agnósticos y demás percal, indiferentes y revueltos, unido a las protestas contra el derecho de abortar de las madres, el abuso de menores por parte de los altos cargos eclesiásticos, reivindicación del uso de anticonceptivos… bah, poquita cosa.

No parece haber duda sobre los malos momentos por los que pasa la Iglesia Católica, a pesar de que la influencia del Papa sigue siendo muy fuerte debido a su poder como jefe espiritual, y todas esas cosas. Pero, tal como se presenta, esto va por mal camino; se aproxima un futuro bastante negro que discute sobre la posibilidad de otorgar más poder a estos cargos, lo cual podría conducirnos a un retroceso. Aunque parece ser que la sociedad no está por la labor: estamos en la delgada línea que puede marcar el antes y el después, como en las grandes revoluciones de la historia. ¿el camino abierto hacia un nuevo destape y sin censura? Será que estamos volviéndonos inmorales los españoles de hoy en día, o ¿demasiado cultos?, o ¿simplemente hoy podemos decidir cuántos hijos tener, en qué creer, y que abusar de niños está mal? Qué malos somos todos…

Y al parecer, la cosa trasciende a otras alturas. Varias cadenas de televisión han sido penalizadas de emisión, multadas, o simplemente las han dado un aviso tonto sobre lo que se llama “el respeto”, esa cuestión que cuando la fe habla y habla se les llena a todos la boca. La privatización de emisión y limitación de la expresión era lo último que nos quedaba por ver en este siglo. Nada, nada, que volvemos a los viejos tiempos… Aunque me da que como la Iglesia no se adapte, va a acabar hecha un Cristo.

Así que, ahora este hombre se ha ido considerando que los españoles somos unos pecadores laicistas agresivos como en tiempos de la Segunda República, unido al mosqueo de la pasividad que tuvo el jefe de Estado, pero en fin; aunque no se pueda hacerlo todo, primero es Dios que todos los Santos, y al parecer el Ratzinguer este se quedó a dos velas, escénicamente hablando.

Y esto no quiere decir que los españoles no seamos católicos; es que no estamos convencidos exactamente de la doctrina actual, la cual no se aclimata a las necesidades sociales. La labor de la Iglesia es algo que sostiene muchas vidas pero ya se sabe el dicho, a Dios rogando y con el mazo dando. Pues aquí ha pasado algo parecido. La mayoría no somos practicantes pero eso no supone que estemos de acuerdo en todas las decisiones papales. Si España hoy carece de fe es porque se la han quitado, entre el terrorismo, las armas nucleares, políticos, empresarios, ladrones del día a día; que el mundo no es fácil, y pueden decir misa pero la maldad ahí está.

Sólo hay que verla para poder borrarla, como ellos ven a Dios.
Y para eso, no vale cualquiera.