viernes, 28 de enero de 2011

América y sus inventos

http://www.youtube.com/watch?v=As2Pxv-EA00


Hace unos días zappeaba por la
inmensidad del espacio televisivo, entre telebasura y demás agujeros negros hasta que decidí que lo más interesante de todo lo que había visto hasta entonces eran… los anuncios.

Entonces apareció ella, esa misteriosa creación del hombre, algo que llevan intentando colarnos desde hace noventa y un años; ella es un noviazgo con América, más famosa que su dama de honor o cualquier otra, mucho más consumible que el holliwoodeado cine de los últimos veinte años hacia acá.

Era la campaña de marketing mix de Coca – Cola de este año 2011, y ha empezado fuerte – porque ya para empezar, yo misma les estoy dando bombo en marketing viral, sin quererlo –; el caso es que su equipo de pensadores y demás mierda esta vez se han vuelto a lucir, una especie de pseudofondo de América por la paz, (al margen de me fijara debido a que sonara Wathever, desde luego que eso seguramente no tuvo nada que ver, guiño, guiño).

Porque desde luego que, el anuncio, trabajado está; vamos, que me ha llegado. Sobre todo la última frase respecto a la venta de armas. Oh, maravilloso nuevo mundo éste. Llegado al punto que, la solidaridad se vende en botella compitiendo con la mayor potencia mundial armamentística, porque otra cosa no, pero Estados Unidos ha tenido lío con todo el mundo.

Y también hace dos días coincidieron varios reportajes sobre esta patria de la oportunidad – de la oportunidad de forrarse, si sabes cómo venderlo por supuesto, algo sobre entierros de 20 muertos al día, algo así como unos macrocementerios y una mujer atrincherada a las puertas de la Casa Blanca durante diecisiete años pidiendo paz y libertad y todas esas cosillas hippies que, a diferencia de la Coca Cola, no venden.

Así que, mensajes de paz y todo lo que tú quieras; seguro que Bush toma Coca Cola en su casa (¿y algo más?), porque el panorama que tiene ahora Obama– y en Europa también, que cada uno sabe lo que pasa en su casa – es lo más parecido a una resaca.

Así que, señores míos, no tomen Coca Cola: hagan el amor, y no la guerra.